dimecres, 19 d’abril del 2017

Septem XVII


Hace exactamente dos días desde que conocí a mi prometido. La verdad es que me arrepiento de haberlo juzgado sin antes conocerlo. Como todos decían, al final resultó que si se trataba de un joven de lo más majo. Tiene veintidós años y él tampoco quería casarse. Aún así, me confesó que cuando mi padre y el suyo firmaron el acuerdo se dedicó a espiarme para ver quién era. Y se llevó una grata sorpresa al descubrir que para nada era lo que el había pensado. Es un chico de lo mas atractivo, agradable, amable y simpático. Aunque algo que detesto de él es que sólo tenga ese carácter en determinadas ocasiones. Me explico, con mi familia ha sido un amor y conmigo también. Hasta a logrado caerle bien a Domitius, lo cual tiene su mérito. Sin embargo, ante su padre es totalmente diferente. Supongo que lo hará para que no crean que es un blando. O vete tu a saber para qué. Nos hemos llevado super bien y me da a mi que mi matrimonio no va a ser tan horrible como esperaba. Mis padres tenían razón. No tendría que haber causado semejante drama, casarse es algo completamente normal. Además a comparación con varias jóvenes, la edad con la que yo voy a casarme es bastante inusual. En resumen, soy algo vieja ya para casarme. Pero qué importa eso. Espero ser feliz junto a Gaius. 

Herennia ❤

Septem XV


Ya han pasado todas las fiestas, banquetes y celebraciones, incluido mi cumpleaños. Sí, al fin he alcanzado la mayoría de edad. Y respecto a todo lo relacionado con mi matrimonio... Conoceré a Gaius en dos semanas, la cual cosa me tiene un poco nerviosa, pero bueno, supongo que debo tomarme esto lo mejor posible para que mis padres sigan creyendo que soy una adulta responsable. Además... me voy a casar pase lo que pase, así que cuanto antes lo asuma, mejor para todos. Cambiando de tema, justo ayer recibí la respuesta de Grattia. Lo cierto es que ha tardado más de lo esperado, pero lo importante es que al fin ha llegado. Justo anoche le redacté otra carta, explicándole mi situación actual. Aunque supongo que ya debe de haberse enterado de que estoy prometida. Aún así, me hacía especial ilusión relatárselo yo misma. Mañana iremos a ver un gran espectaculo. Entre el circo, el anfiteatro y el teatro nos hemos decantado por el teatro, ya que a mamá le encanta y como el resto de la familia, quitando a Domitius que prefería el anfiteatro, nos daba lo mismo pues al final iremos al teatro. Lo más seguro es que veamos una tragedia o comedia, pero con mamá nunca se sabe. ¡Es demasiado indecisa! En el teatro, los actores, formado por esclavos y libertos, se agrupan en compañías (greges), dirigidas por el dominus gregis, que interpreta los primeros papeles. Lo cierto es que la dura vida de estos cómicos ha mejorado notablemente en los últimos años, con la relajación de las costumbres de la sociedad y el apoyo que han estado recibiendo por parte de los más poderosos. Normalmente, las funciones teatrales se realizan en el marco de festivales que tienen relación con fiestas religiosas, pero no es nuestro caso. Sin embargo, he de aclarar que la algarabía que se forma durante esas representaciones es realmente impresionante: el público aclama a los cómicos o patalea si no les satisface el espectáculo. La gente se lleva su propia comida o la consigue en el mismo recinto y son bastante frecuentes las peleas y reyertas. Hace unos años llegó un momento en el que la gente acudía al teatro a todo menos a guardar silencio, pero gracias a la contribución de varios poderosos logró impedirse hasta el punto de normalizarse. Durante los festivales se suele representar cada día una tragedia y una comedia distinta, aderezadas con mimos y otras diversiones entre acto y acto. ¡Estoy ansiosa de que sea ya mañana!




Herennia ❤


dilluns, 17 d’abril del 2017

Septem XIII


Gaius. Ese es el nombre de mi prometido. Y parece que pronto dejará de ser un desconocido para mi, ya que papá está ansioso de que lo conozca. Honestamente, yo no lo estoy tanto. Todos dicen que me caerá bien, que se nota a kilómetros de distancia que debe ser un chico de lo más majo. Sin embargo, sé perfectamente que solo lo dicen para tratar de que no me sienta tan mal. Cosa que todavía no han conseguido. En fin. Sé que llevo mucho tiempo sin escribir, pero es que, sinceramente no me apetecía, aparte de que no he tenido mucho tiempo. Últimamente he estado ayudando a mamá con los preparativos para la fiesta aquella de la que os hablé y, por supuesto de mi cumpleaños. Y cómo habréis podido deducir, mi tiempo para escribir se ha reducido muy notablemente. Mañana comenzarán los banquetes para la gente noble. Sí, digo para la gente noble porque sus banquetes no se asemejan en nada a los nuestros. Mientras que ellos utilizan la noche para celebrarlo a lo grande, mi pueblo utiliza el medio día. Los nobles se acomodan en sus lechos, junto a sus esposas y un desdichado esclavo se encarga de nombrarlos para indicarles su sitio y de traer la comida. Es decir, de cumplir todas y cada una de sus peticiones. En cambio, mi pueblo se pasa el día bailando, comiendo y pasándolo bien juntos. Puede que esa sea una de las razones por las que Domitius odia tanto este tipo de celebraciones. Una vez los nobles terminan la cena, comienza la commissattio, una especie de borrachera protocolaria que consiste en beber las sucesivas copas de un trago siguiendo las instrucciones de la persona que los preside. Vamos, a mi parecer, una absoluta tontería. Nunca he estado en un banquete noble, pero apostaría lo que fuera a que los de mi pueblo, todos juntos en familia, son muchísimo mejores.

Herennia ❤